Desde que era pequeña, siempre quise ser profesora. Recuerdo muchas tardes dando clase a mis muñecas y ahora por fin me enfrento ante alumnos/as de carne y hueso. Estoy disfrutando mucho esta experiencia, aprendiendo cantidad de cosas todos los días y aprovechando a máximo.

    La verdad, que con los tiempos que corren tuve algo de miedo al enfrentarme a la clase. En la Universidad  nos asustaron un poco, poniéndonos casos extremos de violencia en las aulas, así como otros ejemplos negativos, como la falta de valores en el alumnado, etc.

    Hoy he cogido mucho cariño a los niños, a todo el grupo de profesores y en especial a Amada, mi tutora, que es una gran persona. Me está enseñando muchísimo. He tenido mucha suerte, para poder compartir todo esto con ella.

      Ojalá, pronto pueda estar trabajando con niños, teniendo mi propia clase. Muchas gracias a todos.

                          Ana

Cada día, recorro un tramo de León, ciudad tan pequeña en distancias y, sin embargo tan grande en historia. Cuando llego a la plaza del Espolón miro el reloj para cerciorarme que no llego tarde porque hay ciertas cosas, como la educación, en las que la puntualidad es requisito imprescindible. También me fijo en el termómetro: desde los bajo cero de febrero hasta los veintitantos a los que llegaremos en mayo. Luego, cruzo el antiguo arco de la Cárcel para adentrarme en un mundo de lucha constante, como en el Antiguo Reino de León, reino del que celebramos en este 2010 su 1100 aniversario. En mi reino, los reyes y las reinas son los alumnos, niños y niñas que hay que motivar para que no sólo se conformen con ser los príncipes y las princesas de sus hogares (si son afortunados de tener alguno).

La muralla es muy grande pero, piedra a piedra, con paciencia, perseverancia y empeño, se va construyendo poquitín a poquitín. A veces nos encontramos con obstáculos en nuestro camino: es difícil competir con tantos colegios que nos rodean en pleno centro de la ciudad. De todas formas apuesto por lo público, por una educación por y para todos, de calidad.

Por todo lo que he resumido y por tantas cosas más me siento orgullosa de pertenecer, como alumna de prácticas, a la comunidad educativa del CEIP Ponce de León. Gracias de corazón.

                               Laura

Soy Diana, la alumna de prácticas que ha acompañado a Elena la profesora de inglés desde el mes de febrero.

Mi experiencia en el centro está siendo maravillosa y muy positiva por todo lo que he aprendido y estoy aprendiendo.

         Ver que tus alumnos están aprendiendo algo es una sensación tan gratificante que te motiva a seguir día a día. No solo les enseñas inglés, también de forma directa o indirecta les enseñas aspectos socioculturales de los países de habla inglesa, que es algo relacionado con la propia asignatura, pero también pueden ver en ti un modelo a seguir o al menos una figura que les haga pensar en todo aquello que nos forma como personas: comportamientos, valores… Ver que les hace ilusión que llegues a clase, que te saluden en inglés cuando te ven por el pasillo o simplemente te dediquen una de sus sinceras sonrisas es lo que más me llena como futura maestra y como persona.      

 Muchas gracias a todos.

                                                Diana

GEMA CONDE SÁNCHEZ

 Recuerdo el primer día que llegué al CEIP Ponce de León con muchos nervios. El director, D. Tomás, me llevó hasta la que ha sido mi tutora durante estos tres meses, Bony. Ella me recibió con una gran sonrisa, también recuerdo a todos los niños y niñas expectantes por saber quien era y como me llamaba.

A día de hoy, y a tan solo unos días de finalizar mi paso por el cole, puedo decir que ha sido una experiencia maravillosa, donde he aprendido muchisimas cosas a todos los niveles.

Me he dado cuenta de lo diferentes que son las cosas cuando sales de la facultad y especialmente que cada niño o niña necesita una “medicina” distinta, pues la situación de cada uno es totalmente diferente a la de los demás.